DE LA RADIOLOGÍA CONVENCIONAL A LA
IMAGENOLOGIA
Conforme se mejoraban los equipos de
Rayos X haciéndolos más eficientes y seguros se iniciaban otras modalidades de
imágenes. Así, luego del desastre del Titanic, por ejemplo, se desarrollaron grandes
esfuerzos por obtener un método que detectara los obstáculos debajo del mar.
El uso del ultrasonido de alta frecuencia
en problemas marítimos se inició en la primera guerra mundial y las investigaciones,
entre 1948 y 1958, para la aplicación de esta técnica al diagnóstico fue un trabajo en
conjunto de personal y equipo militar, industrial y médico; sin embargo, no fue hasta
finales de los 70 que se lograron los equipos a tiempo real tal como los conocemos
actualmente.
El progreso de la informática tiene y
seguirá teniendo una gran influencia en la radiología. En 1972, el británico Hounsfield
presenta en Londres el primer tomógrafo computarizado, en el cual la imagen no es
analógica, como en la radiología convencional, sino digital. El equipo, que le valió un
premio Nobel, fue desarrollado en base a los trabajos matemáticos, en 1917, del
australiano Radon y a los de un sudafricano, Cormack, en 1950, sobre la distribución de
las dosis de radioterapia causada por la heterogeneidad de las regiones del cuerpo.
El tomógrafo mide la atenuación de los
rayos X conforme pasan a través de una sección del cuerpo desde diferentes ángulos, y
luego, con los datos de estas medida, el computador es capaz de reconstruir la imagen del
corte.
La más reciente aportación de la
tecnología al diagnóstico por la imagen es la resonancia magnética. Su descubrimiento
les valió el premio Nobel de Física en 1952 a Bloch y Purcell, pero no fue hasta 1981
que se publicaron los estudios de los primeros pacientes sometidos a la técnica de R.M.
con la espectroscopía, lo que permitiría una localización precisa de la fuente de la
actividad metabólica en vivo.
La gran diferencia de la resonancia
magnética con todas las otras técnicas radica en que en lugar de radiaciones utiliza un
pulso de radiofrecuencia y, una vez finalizado el pulso, se capta una señal proveniente
del paciente, la cual es procesada por un equipo computarizado para reconstruir una
imagen.
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